Un paseo por un jardín o una visita a un museo es siempre
una buena alternativa para escapar del calor de los meses estivales, y conocer
la historia y cultura de estos parajes de incalculable valor distribuidos a lo
largo de la geografía mallorquina. Oasis perfectos para perderse y disfrutar
del frescor que transmite la vegetación y el agua en lugares exóticos y de singular
belleza.
La Agencia de Turismo de Islas Baleares propone una decena
de refrescantes ideas alternativas al sol y a la playa, sin aglomeraciones y
sin afectar al bolsillo. Pulmones verdes capaces de transmitir alivio, sosiego
y un soplo de aire fresco contra las temperaturas estivales.
Jardines
de Alfàbia (Bunyola)
La montaña de Alfabia en la Serra de Tramuntana surte de
agua a estos curiosos jardines que poseen una serie de elementos renacentistas
y barrocos de extraordinaria belleza. Ejemplo de ello es el aljibe cubierto por
una bóveda de medio cañón desde el que se puede contemplar este amplio espacio
ajardinado, o la gran pérgola con burlas de agua al más puro estilo
renacentista que conduce a la huerta de naranjos. También cuenta con una parte
de diseño más naturalista, creada en el siglo XIX, con un pequeño lago. Desde
agosto de 2012, el tren de Sóller realiza una parada en estos Jardines dentro
de su recorrido habitual, con previa reserva. Una de las mejores atracciones es
disfrutar de sus extensiones con chorros que pulverizan agua, perfectas para mitigar
el intenso calor de verano.
Jardines
del Palacio de Marivent
Desde principios de mayo, los visitantes que
lo deseen pueden acercarse a conocer este singular espacio histórico ubicado en
la capital balear y, además de recorrerlos a pie, detenerse para admirar
las 12 esculturas de bronce del artista catalán con raíces mallorquinas, Joan Miró. Con esta apertura,
Palma ofrece un atractivo histórico y cultural más para los visitantes que
acudan a la ciudad en cualquier época del año. Los jardines públicos de Marivent ocupan
una superficie total de 9.155 metros cuadrados y destacan por su valor
botánico, cultural, histórico y simbólico. El espacio constituye un ejemplo de
jardín mediterráneo con un total de cuarenta especies vegetales diferentes, la
mayoría autóctonas. Un proyecto coordinado por la Conselleria de Presidencia
del Govern de les Illes Balears.
Museo
Balear de Ciencias Naturales y Jardín Botánico de Sóller
Una casa de principios del siglo XX acoge en su interior
el Museo Balear de Ciencias Naturales, dedicado al estudio de la naturaleza
propia de las Islas Baleares.
Además de descubrir la flora y fauna típicas de la zona, también se puede ver
una colección de plantas procedentes de otras islas del Mediterráneo, así como
una muestra de curiosos fósiles hallados en las islas. Alrededor se sitúa un
jardín botánico con centenares de especies vegetales de Baleares y de las Islas Canarias.
Botanicactus
en Ses Salines
Inaugurado en 1989, es un jardín como pocos hay en el
mundo, que combina esplendor y diversidad en un enclave idóneo por sus
condiciones pluviométricas para albergar plantas tropicales. Cuenta con un
núcleo dedicado a los cactus, con ejemplares traídos de diversas partes del
mundo que lucen en todo su auge, rodeado por una parte de una zona dedicada a
las plantas autóctonas y por otra con plantas tropicales con un extenso lago y
una magnífica pradera de césped.
Real
Cartuja en Valldemossa
Este conjunto monumental ha atraído a lo largo de la
historia a personajes ilustres de todo el mundo entre los que destacan Chopin y
su compañera George Sand y constituye uno de los principales una de las visitas
preferidas de los turistas que llegan a la isla. La visita al conjunto
comprende la iglesia, edificio de estilo neoclásico decorado por grandes
artistas y artesanos de la época; el Claustro, una de las partes más antiguas
de las edificaciones actuales y la antigua farmacia de los cartujanos. Seguidamente,
se puede visitar el jardín y las habitaciones de la Celda Prioral, donde se
conserva el legado histórico y artístico de los cartujanos para ver cómo vivían
los monjes. En las celdas se encuentran documentos y recuerdos de la estancia
de Chopin y George Sand en Valldemossa, entre 1838 y 1839.
Finca de
Raixa
Situada a los pies de la Serra de Tramuntana y con una
superficie aproximada de 520.000 m2, es famosa especialmente por los jardines
que rodean la casa y se extienden por la vertiente meridional de sa Muntanyeta.
En la parte de abajo se halla el huerto, el jardín “dels Tarongers”, el jardín
“de la Galeria”, con un surtidor central, y el jardín “d’Entrada” con un
pequeño estanque. Desde los caminos y miradores de la parte alta la visión de
la casa y del paisaje constituye un espectáculo de gran belleza.
Torre Cega
y Jardines March en Capdepera
La “Torre Cega” es una de las residencias más
emblemáticas de la familia March-Servera, hoy en día propiedad de la fundación
March. Don Joan March fue uno de los más famosos banqueros del siglo pasado y
creó la banca del mismo nombre. La esposa de Don Joan March, Leonor Servera,
pasaba largas temporadas veraniegas en esta mansión, acompañada con su familia
y de su hijo, Don Bartolomé March, a quien transmitió su afición por la
jardinería y el arte. Él contrató a un gran paisajista inglés llamado Russel
Page para reformar todo el jardín. Hoy en día, los jardines de “Sa Torre Cega”
deslumbran por su gran belleza natural y paisajística y las grandes obras
escultóricas que hay expuestas en ellos.
Jardín
Botánico de Lluc en Escorca
El Jardín Botánico de Lluc se inició en 1956 como un
espacio con plantas autóctonas reservado a la comunidad religiosa. Con los años
se fue ampliando y se abrió al público. Actualmente hay unas 200 variedades de
plantas autóctonas, con la pretensión de mostrar les especies silvestres en un
ambiente natural. Existe también una zona dedicada a las plantas aromáticas y
medicinales propias de Mallorca, una muestra con los árboles frutales más
antiguos de la isla y un área dedicada a la plantación de árboles y arbustos
autóctonos de la Península Ibérica y de otros países llamada Arboretum.
Jardines
Joan March en Pollença
Estos jardines ofrecen una muestra de la frondosa
vegetación autóctona, a la que acompañan una torre gótica medieval y una
estatua al héroe local Joan Mas. Los árboles que forman parte de este jardín
botánico no sólo ofrecen una agradable sombra donde descansar mientras se
visita Pollença, sino que incluye algunos de los ejemplares típicos de la
extensa vegetación mallorquina. Así, en este recinto pueden encontrar, entre
otros ejemplares, varios acebuches (variedad silvestre del olivo), tejos (que
pueden diferenciar por sus hojas puntiagudas en hileras), naranjos (uno de los
árboles frutales más presentes en la isla), algarrobos (de cuyos frutos oscuros
y alargados se obtiene un sucedáneo del chocolate llamado carob), palmitos
(única especie de palmera europea) o los esbeltos cipreses, árbol de especial
significado en Pollença que figura en el escudo de la villa.
Museo Sa
Bassa Blanca
Situado en un paraje natural a ocho minutos de Alcúdia y
a unos 50 minutos del aeropuerto de Palma, este espacio se contituyó en 1993 de
la mano de la Fundación Jakiber, dirigida por el matrimonio de artistas y
coleccionistas, Yannick Vu y Ben Jakober, y por el filántropo Georges Coulon Karlweis. El museo cuenta con espacios interiores y
exteriores como la sala de “Nins” del aljibe, el Jardín de Rosas y el Parque de
Esculturas que hacen tan característica a la Fundación, que combina el disfrute
del arte con la naturaleza y el aire libre.
- Edición periodista Jussara Maria Pires de Moura
- Fotos: Imágenes cedidas por:
- -Agencia de Turismo de Islas Baleares
- -Ayuntamiento de Palma
- -Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Pollença (Mallorca)
Comentarios