VILAFRANCA DEL PENEDÈS, PREPARADA PARA ACOGER SUS CENTENARIAS FERIAS DE MAYO


Del 12 al 14 de mayo, su Recinto Ferial volverá a convertirse en el gran escaparate comercial del Penedès, con una tradición de cinco siglos.

La Capital del Vino se transformará también en capital del comercio y ocio durante el segundo fin de semana del próximo mes con motivo de sus Ferias y Fiestas de Mayo o de los Enamorados. Los 16.500 metros cuadrados de su Recinto Ferial albergan a unos 150 expositores de automoción, maquinaria agrícola, alimentación, enoturismo o artesanía. Pero más allá de su ámbito comercial, supone también un punto de encuentro ciudadano gestado en el siglo XVI por el emperador Carlos I que, como toda feria, congregaba a muchos jóvenes de los alrededores propiciando románticas citas.
  
Vilafranca del Penedès ya está preparada para acoger una de sus grandes fiestas segunda mitad del siglo XIX. Y es que, aunque su esencia era eminentemente comercial, en aquella época marcada por las corrientes románticas se convertía en un punto de encuentro de los jóvenes de las comarcas vecinas. Así lo recogía en sus páginas El Labriego, en 1865: “Muchos son los mozos que acostumbran a concurrir a ellas; que quieren ver y ser vistos, y que acuden con sus vestidos de gala para lucirlos”.  

Retrocediendo un poco más en la historia, su origen data de 1528, cuando el emperador Carlos I, fundador de la Casa de Austria, concedió a la villa el privilegio de celebrar una nueva feria a principios de mayo, para complementar otras ya vigentes. 

El devenir de los siglos fue variando su nombre pero no su esencia, que convertía a Vilafranca en el gran escaparate comercial del Penedès, en su dinamizador económico, que desde 1991 adquiere el nombre de Ferias y Fiestas de Mayo o de los Enamorados, ubicándose en el Recinto Ferial de la localidad. Un espacio cubierto con cuatro pabellones y 16.500 metros cuadrados que durante tres días, del viernes 12 al domingo 14 de mayo, congregará a cerca de 150 expositores.

Alrededor de 55.000 personas visitan cada año estas ferias, donde se exponen las novedades en materia de automoción, maquinaria agrícola, comercio y servicios, hogar, gastronomía, enoturismo o artesanía. Es por ello que, al margen del componente puramente comercial, hay otro social. Un perfecto maridaje entre economía y cultura, entre negocio y ocio, que convierte a la Capital del Vino en aglutinadora de la interrelación entre pueblos y gentes, no solo del Penedès sino de las comarcas vecinas.

La participación ciudadana en las Ferias de Mayo ha ido aumentando progresivamente gracias también a la oferta enogastronómica. En este sentido, dentro del recinto, su Plaça del Vi acoge un gran stand de la D.O. Penedès, donde los visitantes pueden probar los diferentes vinos de la comarca. También hay expositores de cerveza artesana, embutidos, quesos y otros productos que pueden consumirse allí valiéndose de grandes botas que, a modo de mesas, permiten un dinámico tapeo mientras se intercambian experiencias.

En el marco de la feria se desarrollan también otras actividades atractivas para el visitante, como jornadas castelleras, concursos o actuaciones musicales.
     
Aunque los visitantes son mayoritariamente vilafranquinos – un 59% – cada vez va aumentando la presencia de foráneos y también de las familias – hasta un 47 % – lo que viene a consolidar estas fiestas como un referente del ocio y una excelente excusa para conocer otros atractivos de Vilafranca del Penedès, como la basílica de Santa María, de la que hay visita guiada el sábado 13, a las 12.00 horas; el Museo del Vino VINSEUM, su Ruta Modernista o la Ruta Medieval, también con opción de visita guiada el domingo 14, de 11.00 a 12.30 horas. 

  • Edición periodista Jussara Maria Pires de Moura
  • Imágenes cortesía de asesoría de prensa


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