Austria - Lech y St. Anton am Arlberg, cuna del Sky Alpino

Texto y edición Periodista Jussara Maria Pires de Moura
Fotos Josep M. Vives

 Imagenes en Slideshow de Lech

Lech sinónimo de elegancia y hospitalidad

Para quien pasa la frontera de Suiza camino de Austria no imagina que descubrirá uno de los paisajes más impactantes de los Alpes austríacos. Se trata de la cadena de montañas de Lech que forma parte de la región de Arlberg. Esta región se caracteriza por la clase más depurada y la calidad más selecta en todos los aspectos, características que comparte con Lech, situado a pocos kilómetros de distancia.

En un valle alto marcado por una belleza abrumadora, pues para llegar a los 1.450 metros donde esta Lech, la carretera serpentea por la ladera de la montaña, en algunos lugares cubierta como si fuera un túnel con ventanas que permite apreciar el panorama ya que contienen aperturas como se fueran ventanas, haciendo que el recorrido sea mágico. Pasado el puerto de Flexen, Lech, situado en un valle pintoresco, se caracteriza por una oferta de gran calidad y extremamente rica en facetas. Por encima del animado pueblo, en Oberlech, se encuentra una maravillosa terraza sin coches y los barrios de Zug y Stubenbach que transmiten idilio y romanticismo. Ya en la amplia zona de esquí, con Rüfikopf y Kriegerhorn a cada lado del Valle se cumplen todos los deseos. Como el descenso en familia hasta la maravillosa nieve en polvo, la pista de trineos que ofrece alternativas para actividades deportivas al igual que las pistas de fondo y los senderos para caminar en invierno, los cuales transcurren en parte por valles poblados de bosques. Además de ello, las compras y la oferta gastronómica constituyen una autentica experiencia en Lech. Pocos lugares ofrecen tal densidad de restaurantes de primera categoría y hoteles de cuatro y cinco estrellas.

Gracias al cuidado con el medio ambiente, Lech fue galardonado en 2004 como el pueblo más bonito de Europa y realmente el galardón recibido queda justificado con el encanto del pueblo con sus casas de arquitectura tirolesa, adornadas con muchas flores, que forman un escenario natural que sorprende al visitante. Lech es el sueño de una villa clásica con belleza que atrae visitantes en todas las estaciones del año. En verano la rica flora y fauna de los Alpes justifica los paseos y senderismo que hacen los turistas. Caminar por la montaña, después de subir en funicular y llegar hasta los lagos o al primer poblado de Lech, Bürstegg a 1.750 metros de altitud es toda una experiencia inolvidable. Como también es conocer la casa museo Huber-Hus, construida en 1590, que invita a descubrir como vivían y hacían los trabajos agrícolas en el pasado. Estar en Lech es disfrutar del mejor de los paisajes, de la alegría y hospitalidad de su gente y principalmente sentir a elegancia de un pueblo clásico y hospitalario que sabe que sus espacios son especiales y que es necesario mucho tiempo para aprovechar todo que hay en Lech.
Más información en www.lech-zuers.at | www.facebook.com/lechzuers

Imagenes en Slideshow de St. Anton

St. Anton am Arlberg, la magia de los Alpes

St. Anton am Arlberg la cuna del esquí alpino de la región de Arlberg, donde al norte están los escarpados pináculos y las pronunciadas crestas de Kalkalpen; al sur, los peñascos gigantes cubiertos de hielo de la zona de rocas primitivas y las cadenas de montaña, que se integran formando un escenario impresionante es el paisaje de los Alpes más desafiantes y al mismo tiempo más acogedor. Los nombres del Valluga, del Rüfikopf o del Albona son sinónimos de experiencia extrema y despiertan entusiasmo y pasión entre los grandes conocedores de las montañas. No es extraño que desde hace aproximadamente un siglo Arlberg se haya convertido en punto de encuentro preferente de deportistas exigentes de todo el mundo. Pero, ni todo fue fácil como es hoy. Durante siglos fue una temida región de paso y de difícil acceso, debido a las tormentas de nieve y el riesgo de avalanchas. Con la inauguración del Arlbergbahn (tren de Arlberg), en 1884, considerada la obra del siglo y de las impresionantes carreteras que cruzan los puertos de Arlberg y de Flexen se consigue disfrutar de las montañas con mucha seguridad y de apreciar unas vistas panorámicas que son un paraíso.

En este enclave natural esta St. Anton un pueblo cosmopolita con encanto tirolés y con una atmosfera especial y a la vez punto de encuentro de los aficionados a los deportes de invierno de cualquier edad y país. Con un desarrollo permanente de estructuras y actividades deportivas y culturales durante todo el año, St. Anton impacta al visitante que descubrí al momento su “style urban”, que muestra en todas las facetas del turismo bien hecho y pensado para agradar. Su amplia gama de hoteles con decoración tradicional o de vanguardia ofrecen al hospede todo tipo de bien estar, como las zonas lúdicas situadas en las coberturas de los hoteles. Es el caso del hotel Anthony’s, cuyo slogan “Life & Syle” define bien el espíritu de la red hotelera y de los encantadores restaurantes. El Anthony’s sorprende al visitante al presentar sus habitaciones con diseño de ultra vanguardista. En la cabecera de la cama revestida en piel roja y situada en el centro de la habitación con vistas para la montaña esta una pared de cristal transparente, donde se encuentra una bañera de hidromasaje, el tocador con las picas para lavarse y la ducha, todo igualmente en medio de la habitación. También su sauna finlandesa y piscina de hidromasaje son impactantes, pues al estar en la cubertura del hotel se pueden contemplar las vistas de las montañas.

En esta integración del hombre con la naturaleza hay un cariño y respeto, ya que la silenciosa montaña espera a los aficionados a los tipos de esquí para más una jornada de placer. También, la gastronomía con restaurantes que ofrecen los típicos platos tiroleses o de cocina internacional, los bares y cafés son una invitación constante para el après-sky. La noche de St. Anton es vibrante con locales acogedores. Todo esta pensado en la justa medida. Así como, perderse por el comercio local es una tentación o mismo pasear por las encantadoras calles y apreciar el cuidado, los detalles que cada tirolés realiza en su casa, sea una tienda o morada. Todos los balcones están cubiertos de flores, dejando los espacios más agradables y con una magia.  Se puede definir St. Anton como villa de alegría, donde sus habitantes mantienen sus tradiciones, sus fiestas y el folclore tirolés que deleita a los turistas con presentaciones emotivas y de sensibilidad. La iglesia con sus torres típicas es un de los monumentos que no se puede dejar de visitar. Su arquitectura excepcional, además de los vitrales hechos al estilo del renacimiento refleja el encanto de una época.

Ya la Casa Museo, en estilo tradicional do Tirol con un gran jardín al lado de la montaña y junto a una de las subidas del funicular, muestra los primeros esquí y muchas fotos de como se construyó el primer túnel del valle. St. Anton atrae, encanta y deja bellos recuerdos a quien lo conoce. La Oficina de Turismo de St. Anton con su dinamismo no miden esfuerzos para que el visitante o los atletas estén a gusto y disfruten de todo lo que hay en el pueblo. Llegar a St. Anton es fácil. Hay dos posibilidades: uno es viajar de tren o en coche desde Suiza y el otro es ir desde Viena de tren o de coche y desde allí disfrutar del paisaje de las carreteras.

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