Miguel Torres Maczassek en la presentación a sommeliers de Madrid en El Jardín de Orfila |
Familia Torres presenta las nuevas añadas de sus vinos más emblemáticos en Barcelona y Madrid, iniciando una gira por veinte ciudades de tres continentes con el objetivo de dar a conocer las particularidades de la cosecha, tipo de suelos y elaboración de cada uno de los vinos que conforman la Antología Miguel Torres. Miguel Torres Maczassek, quinta generación, y Josep Sabarich, director técnico de Familia Torres, han dirigido las primeras catas con sommeliers y periodistas de vino celebradas recientemente en los restaurantes Enoteca de Paco Pérez y Xavier Pellicer de la capital catalana, y en El Jardín de Orfila por Mario Sandoval de Madrid.
Los vinos presentados son Mas La Plana y Reserva Real, ambos de la añada 2015 y procedentes del Penedès, Milmanda 2016 y Grans Muralles 2015 de la Conca de Barberà, y Perpetual 2016 de la DOQ Priorat. Cinco vinos que nacen de fincas históricas enmarcados en paisajes de gran belleza. Para Miguel Torres Maczassek: “Cada uno de estos viñedos es un ecosistema muy complejo que nos ofrece su máxima expresión en estos vinos. Nuestra labor es proteger y cuidar estos parajes y preservarlos para las futuras generaciones."
La totalidad de los vinos de la colección de Antología se vende por cupos distribuidos entre restaurantes y clientes privados de 75 países.
Milmanda 2016
Este vino nació a mediados de los años ochenta como homenaje a los monjes del Císter, que llegaron a Poblet procedentes de Borgoña de donde es oriunda la chardonnay. Fue el primer vino que elaboró la Familia Torres en la DO Conca de Barberà y tomó el nombre del castillo de Milmanda, cuyas primeras referencias datan del 1148, para dar continuidad al relato histórico de este lugar que reúne las mejores condiciones – climáticas, geológicas y orográficas - para el desarrollo óptimo de esta variedad.
De las 16 hectáreas de chardonnay que crecen en profundos suelos arcillosos, ricos en limos, solo las mejores uvas se destinan al Mimanda. Se vinifican los lotes por separado con la máxima delicadeza para, más tarde, elaborar un blend de chardonnays “que dotará al vino de diferentes capas aromáticas y mayor complejidad”, comenta Sabarich. La madera es ahora más sutil: tras seis meses en barrica, el vino hace la crianza en lías en depósitos durante 10 meses con batônnages periódicos para favorecer el contacto del vino con sus lías. En cuanto a la añada, el director técnico asegura que “2016 fue un año cálido con una pluviometría normal, que cayó cuando tocaba”, resultando en un vino fresco que destaca por su elegancia y complejidad aromática.
Mas La Plana 2015
Según Miguel Torres Maczassek, “para entender este vino hay que remontarse al 1970, cuando algunos bodegueros como mi padre apostaron por la cabernet sauvignon para poder vender vinos fuera”. Mas La Plana también permitió mostrar que en España se podían elaborar grandes vinos al vencer en las Olimpiadas del vino de París en 1979. Este sigue siendo hoy uno de los vinos más reconocidos del Penedès, la región vitivinícola más antigua de Catalunya con 2.700 años de historia, y el más laureado de cuantos elabora Familia Torres.
La finca de 29 hectáreas está ubicada en la subzona Turons de Vilafranca de la DO Penedès y la forman diez parcelas distribuidas en dos niveles, con suelos arcillosos en la parte baja y predominio de margas en la parte alta. La cosecha y vinificación de las parcelas se realizan por separado, utilizando materiales distintos como el cemento, acero inoxidable y la madera. Todos los detalles se cuidan al máximo, incluso el nivel de tostado de las barricas para que el aporte de la madera durante los 18 meses de crianza quede totalmente integrado.
La añada 2015 fue seca y moderada en temperaturas, especialmente durante la maduración, que permitió realzar la frescura del vino. Sin embargo, la añada 2014 fue demasiado lluviosa, con graves afectaciones fúngicas en el viñedo. “Hicimos todo lo posible para salvar la añada pero finalmente decidimos no sacar al mercado Mas La Plana 2014 ya que no alcanzaba el nivel de calidad que le exigimos a este vino”, comenta Miguel Torres.
Vinos de Antología de la Familia Torres en el restaurante de Xavier Pellicer de Barcelona |
Reserva Real 2015
La singularidad del Reserva Real, elaborado con cabernet sauvignon, merlot y cabernet franc, radica en los suelos de pizarra sobre los que se asienta el viñedo ya que son únicos en el Penedès. En una extensión de tan solo 4 hectáreas, la llicorella se muestra en superficie, aunque más fragmentada que la se encuentra en el Priorat. Este es, además, uno de los pocos vinos de cabernet y merlot elaborados en suelos de pizarra, por lo que podría considerarse una doble rareza. De producción muy limitada, es un vino de perfil clásico, con más extracción que en el caso Mas La Plana y un envejecimiento de 18 meses en barricas nuevas de roble francés.
La meteorología durante el 2015 en esta finca situada en la subzona de Costers de l’Anoia se mantuvo dentro de la normalidad, si bien las temperaturas fueron ligeramente inferiores a lo que es habitual durante la época de maduración, favoreciendo la maduración fenólica de la uva.
Grans Muralles 2015
Para Miguel Torres Maczassek, este vino tinto de la DO Conca de Barberà “es un vino realmente especial, tanto por la particularidad de sus suelos como por las variedades que lo integran, que lo hacen único”. La finca ocupa una superficie de 32 hectáreas a los pies de las murallas que protegían el Monasterio de Poblet, de las que unas seis se destinan a la elaboración de este vino excelso. Los suelos aquí también son curiosos geológicamente hablando, ya que son una mezcla de suelos aluviales y de suelos pizarrosos y graníticos, muy distintos a los de la vecina finca de Milmanda.
Este vino es la apuesta de la Familia Torres por las variedades autóctonas catalanas, incluyendo variedades ancestrales recuperadas que habían prácticamente desaparecido. Es, de hecho, el primer exponente de un proyecto en el que lleva trabajando la Familia Torres desde mediados de los años 80 y que les ha llevado a recuperar a día de hoy más de 50 variedades pre-filoxéricas. La primera añada del 1996 incorporó en su cupaje de cariñena, garnacha y monastrell, la variedad garró, mientras que la querol, una variedad femenina de grano pequeño y muy concentrado, se introdujo a partir del 2009.
Las variedades se cosechan en momentos diferentes y se someten a una extracción delicada para que cada una haga su aporte al vino en busca del perfecto equilibrio. Según Josep Sabarich, director técnico, “en este vino, el resultado final es mucho más que la suma de sus partes, cada variedad tiene su razón de ser pero ninguna sobresale por encima de la otra”. La añada 2015 fue seca en general, con temperaturas dentro de la normalidad e incluso algo inferiores durante la maduración.
Perpetual 2016
Perpetual es, como Grans Muralles, un vino focalizado en variedades autóctonas catalanas pero, en este caso, además, se centra únicamente en viñas viejas, de las que solo hay 150 hectáreas plantadas antes del 1945 en todo el Priorat. Familia Torres elabora Perpetual con cepas de entre 80 y 100 años que crecen en costers en suelos de llicorella y que son propiedad de viticultores de cinco municipios tanto de las zonas cálidas, situadas a 250 metros de altitud, como de las más frescas, a 550 metros (El Lloar, Porrera, Bellmunt, Torroja y El Molar), sumando un total de 13 hectáreas de producciones muy bajas. El cupaje está formado mayoritariamente por cariñena, con un contrapunto de garnacha, porque según Miguel Torres Maczassek, “para mí, la cariñena vieja es clave en los vinos del Priorat ya que expresa el terruño de este lugar de una forma extraordinaria, aportando carácter, tensión y elegancia al vino”.
En cuanto a su elaboración, se hace una selección exhaustiva de la uva y cada lote se elabora por separado en pequeños depósitos de acero inoxidable para mantener la singularidad de cada viña. El 70% del vino envejece durante 18 meses en barricas nuevas de roble francés y el 30% restantes en fudres de 25 hl de capacidad para minimizar el impacto de la madera. La añada 2016 en el Priorat estuvo marcada por un clima mediterráneo extremo, muy seco, que hizo necesaria una mayor selección de la uva durante la vendimia y en la entrada en la bodega.
- Imágenes cortesía de asesoría de prensa.
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